Diario de un viaje inolvidable Parte III – Sanlúcar y El Puerto
El duende y la luz que desprende Sanlúcar de Barrameda hace que nuestro viaje por el Marco de Jerez siga siendo un auténtico sueño hecho realidad, nos paramos a vivir sin estrés por un momento, observando los destellos de las aguas de la desembocadura del rio Guadalquivir y perdiendo la vista en el horizonte donde observamos ensimismados a lo lejos el parque natural de Doñana.
Famosa ciudad donde se celebran las conocidas carreras de caballos por tan lindas playas gaditanas pero no menos famosa por su grandiosa joya: la manzanilla. Como bien dicen unas escrituras de Manuel Machado plasmadas en una de las calles de la ciudad….
“La manzanilla es mi vino porque es alegre y es buena,
Y porque amable sirena,
Su canto encanta el camino.
Es un poema divino,
Que en la sal y el sol se baña,
La medula de una caña,
Más grata que la de azúcar.
¡El color que da Sanlúcar a la bandera de España!”
Vino único a nivel mundial y exclusivo de esta localidad que data de finales del S. XVIII y principios del S. XIX, según algunos rumores respecto a la historia de estos vinos cuentan que el nombre viene dado por un pueblo perteneciente a Huelva llamado Manzanilla. En aquella época procedían a mandar sus vinos de “baja calidad” hacia Sanlúcar para que allí posteriormente los criaran y de esta manera comercializarlos en Indias, ya que el recorrido era más corto que el de enviarlos para Sevilla, convirtiéndose así producto de Sanlúcar y obteniendo el mérito de elaborar tan estupendo vino.
El clima de la zona y la ubicación de la ciudad hacen posible que se elaboren estos vinos tan peculiares mediante la crianza biológica del velo en flor, este velo son unas levaduras autóctonas de la zona. Es llamado velo porque tapa al vino protegiéndolo de la luz y el aire, el sobrenombre de flor es dado a que estas levaduras van floreciendo, es decir, están vivas y en continua actuación con el vino.
Para hacer posible el velo en flor se necesita una alta humedad de ahí la influencia y magistral aportación de los vientos del Océano Atlántico, conservar temperaturas medias y que el vino este a 15º, el velo que se forma es una capa uniforme de color blanquecino. Los microorganismos que lo forman consumen glicerina de ahí luego procede su carácter seco, hacen reducir la acidez volátil, van alimentándose también de alcohol, oxígeno disuelto en el vino y azucares no trasformados. Por otro lado son los responsables de los acetaldehídos que aportan matices aromáticos. Como anécdota comentaros que tuvimos la suerte de poder probar el velo y hemos de decir que tenía un sabor que recordaba a cereal.
Actualmente la Manzanilla – Sanlúcar de Barrameda es una DO exclusiva que recientemente celebro su 50 aniversario, aunque está incluida geográficamente dentro de la DO Jerez-Xérèz-Sherry por factores clave como la influencia de los vientos con un levante menos agresivo y un poniente que aporta humedad nocturna de ahí la importantísima ubicación de las bodegas en función de los mismos y de si hablamos del barrio alto o el barrio bajo, la orientación de los viñedos, la retención de agua que facilita esa albariza procedente del antiguo lago Ligustino que ocupaba la zona, la madurez por reflejos que aporta este suelo blanco, donde la viña, en Vara y pulgar produce sorprendentes volúmenes en esas calidades.
La primera bodega Sanluqueña que visitamos fue Delgado Zuleta, cargada de historia y anécdotas de la mano de Nuria. Bodega familiar desde 1744 originalmente fundada por D. Francisco Gil de Ledesma y Sotomayor, Caballero de la Orden de Calatrava, regidor perpetuo, cargador de indias y alcalde honorario de Sanlúcar. En el S. XIX la bodega siguió con los nombres de los sucesores del fundador pero a finales de 1870 el enlace matrimonial de la hija del heredero con un marino de guerra llamado José Delgado Zuleta, cambio el rumbo del nombre de la bodega, ya que este abandono su carrera como militar para hacerse frente a la misma, la cual puso su nombre. Fue proveedor de la Casa real en el reinado de D. Alfonso XIII y la reina Victoria Eugenia. Tras su muerte siguió su hijo al frente de la bodega y así en línea sucesora.
En 1978 la bodega fue fusionada con otra bodega de la zona llamada Rodríguez-La Cave pero mantuvieron el nombre originario de Delgado Zuleta, los vinos Manzanilla Barbiana y el amontillado Quo-Vadis son marcas conocidas de la bodega que se fusiono.
En la boda de los actuales reyes de España uno de los vinos que tomaron los comensales fue manzanilla La Goya, bautizada con ese nombre por una bailaora de 1918, y elegida a ciegas por el comité de cata del consejo regulador para la conmemoración del segundo bicentenario de La Constitución, así que podemos decir que siguen haciendo historia. Entre sus productos estrella encontramos Goya XL, una manzanilla que procede de una saca seleccionada de muchos años de crianza, es fabulosa, larga y persistente.
Comercialmente también tienen la línea Monteagudo debe su nombre a un importante pago compuesta por un amontillado, oloroso, PX, cream y moscatel y la línea Zuleta que la compone una manzanilla, amontillado, oloroso, médium, moscatel, PX y cream.
Destacamos en esta bodega sus manzanillas pero no sería justo olvidar el increíble trabajo que realizan con la Moscatel típicamente procedente de zona de barros y arenas, de Chipiona más concretamente y sus Pedro Ximenez de gran finura.
Como no podía ser menos fuimos a Bodegas Hidalgo “La Gitana” de la mano del entrañable Rafael de La Cruz que nos enseñó cada rincón de la bodega con gran amabilidad y simpatía. Fundada en 1792 van ya por la quinta generación, el fundador D. José Pantaleón Hidalgo, le compro la bodega a su suegro, en aquella época era una modesta bodega de almacenado y el nuevo dueño junto a sus herederos hicieron la gran bodega que es hoy en día, actualmente tienen viñedos propios sitos en los Pagos de Balbaina y Miraflores.
Bodegas centenarias como San Fermín o coloquialmente el Parvulario donde entra el vino nuevo, San Roque que por ser las más calurosa se lleva el prestigio de acoger un brandy Fabuloso con más de 40 años o San Luis llenas de botas de manzanillas La Gitana y Pastrana, oloroso Faraón, amontillado Napoleón, Pedro Ximenez Triana, cream Alameda y moscatel Hidalgo. En una de ellas también realizan trabajos de tonelería para ir reparando y mejorando las botas cuidándolas con sumo mimo. Otra de las bodegas contiene botas dedicadas por personajes ilustres, artistas, etc. Coloquialmente y con el gran sentido del humor característico de los Sanluqueños llaman “geriátrico” a la bodega donde descansan reposando sus vinos top, los vinos más viejos de la bodega. En línea VOS con 20 años encontramos Palo Cortado Wellington y en línea VORS con 30 años están el amontillado viejo Napoleón, oloroso viejo Faraón, palo cortado viejo Wellington, PX viejo Triana y un oloroso viejo de 1986.
Cuando La Gitana es la bandera, La Gitana en Rama y Pastrana maravillan con la pureza del velo y el equilibrio perfecto resulta imprescindible dejarse mecer por su gama de vinos de más solera, difícil quedarse con alguno pero en la tesitura de mojarse he sido reclutado por el faraón (oloroso viejo) cual arquero nubio.
Después de tan magnificas visitas nos dispusimos a ir a comer, sin duda, al mejor lugar de toda la comarca, hablamos de Taberna Der Guerrita dirigida por Armando Guerra un visionario y apasionado del mundo del vino con amplísimos conocimientos y que transmite una energía inagotable. Ha sabido fusionar a la perfección la buena cocina tradicional con base de productos de la zona de alta calidad con excelentes vinos. Consta de una enoteca con diversas referencias y sala de cata ya que Armando suele programarlas. Personalidades de la talla de Luis Gutiérrez, Quim Vila, Jordi Melendo…se han dado paso por tan fantástico lugar. Nos descubrió el palo cortado de añada Encrucijado, disfrutamos los excelentes vinos seleccionados por el padre de Armando, Ovni 2012, Barbiana en Magnum y un 1 palma de González Byass entre otras delicias como mi reciente descubierta “morenita” Moscatel y manzanilla que recuerdan a un cream pero ligero, mas floral y salino.
Al día siguiente y como colofón a nuestro viaje y con gran carga emocional nos dirigimos al Puerto de Sta. María, cuna de ilustres personajes como Rafael Alberti o Pedro Muñoz Seca, es una ciudad pequeña y tranquila pero con una gran carga histórica a nivel mundial. Fue residencia de Cristóbal Colon y sus calles testigos de la preparación del viaje al Nuevo Mundo, allí se construyó la Sta. María y fue punto de salida para el descubrimiento de América.
En el S. XVII durante la guerra de la Independencia bajo el reinado de José Bonaparte (hermano de Napoleón) la ciudad se convirtió en cuartel general de las tropas y en el siglo XIX salió de esta ciudad parte de la Carta Magna de 1812.
Durante toda la historia El Puerto de Sta. María ha tenido gran papel importante y ha sido lugar de encuentro entre navieros y mercantiles, de esta forma sede de importantes transacciones comerciales, entre ellas la de mercadear con los vinos del Marco de Jerez que recorrerían medio mundo.
Elegimos para visitar la bodega Gutiérrez Colosia con una inmejorable ubicación sita a las orillas del rio Guadalete, la bodega fue fundada en 1838, en aquella época vendían su producción a otras bodegas pero es en 1998 cuando crean su propia marca. Nos recibió Carmen con un trato exquisito y con la cual mantuvimos una charla amena, fructífera y enriquecedora. Bodega familiar con una excelente filosofía, la cual, la savia nueva y la innovación dan paso a la frescura de la nueva generación, es una bodega preciosa con medios arcos y ventanales grandes cargada de botas con riquísimos vinos.
Elaboran con la línea Colosia: fino, oloroso, cream, amontillado, Pedro Ximenez, moscatel soleado y palo cortado, en otra línea elaboran vinagres, cream Mari Pepa, Oloroso Sangre y Trabajadero y Fino Campo de Guia, además de dos brandies Juan Sebastián Elcano y Amerigo Vespucci.
En su línea encuentro una lucha por mantener la esencia de las tradiciones y la personalidad propia de los vinos del puerto, que no están a mitad de camino entre los de Jerez y Sanlúcar sino que son una categoría propia que reivindican con acierto. Prendado quede del Amontillado Solera Familiar, pero es que su hermano pequeño recoge una esencia tremenda en un precio más ajustado imposible.
También interesante en sus finos como se entremezcla la elegante salinidad yodada con una untuosidad delirante, su moscatel soleado resulta sencillamente un primor de frescura y expresividad, el Oloroso Solera Familiar te da mil matices en un nivel seco-seco pero el privilegio de comparar su Palo Cortado Solera Familiar de botella con el de bota es un lujo con el que Carmen nos agasajó, en botella te enamora, en bota te posee, eres suyo por la eternidad, estas a su merced. Ríndete y disfruta.
El tiempo voló, necesitábamos no decaer ni un ápice del estado de éxtasis alcanzado así que tuvimos que hacer caso a nuestros excelentes consejeros sin los que este viaje nunca hubiera sido igual ni parecido, nos acercamos a El Arriate, apenas al volver la esquina de la bodega y deleitarnos, nos dejamos ir y Eva nos sorprendió con los siguientes platos maridados al completo con vinos del marco:
- Croquemoles con salsa agridulce
- Paté de ave con ajoblanco, ajonegro y ajoquemao
- Carpaccio de calamar de potera y gambas con su tinta y sus corales
- Raviolis de galeras con alboronía y su jugo
- Pulpo y patatas asados al chefchurri
- Picaña ahumada con crema de maíz, frutos rojos picantes y ajocate
- Paulova de frutas del bosque y crema inglesa
- Pasta filo con milhoja de manzana, crema inglesa, canela y regaliz
Sin duda un viaje inolvidable, lugares para volver...seguro que repetiremos
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