Dehesa de Luna y su gran parcela "La Cañada del Navajo"

Dehesa de Luna es una bodega albaceteña situada en el término municipal de La Roda, en el noroeste de la provincia. A unos 800 m. sobre el nivel del mar, con un clima continental con influencias mediterráneas y sobre suelos pobres y calizos encontramos 80 Has. de viñedo con un futuro prometedor enmarcados en una finca de 3.000 Has. donde podremos encontrar hasta 5 aldeas.

El trayecto desde que dejas el asfalto hasta que llegas a la bodega, unos tres km. de caminos, ya es una gozada y te predispone para disfrutar, monte bajo manchego, conejos y perdices cruzándose a nuestro paso y agazapándose en los matorrales y las carrascas a la orilla de la pista, una preciosidad para urbanitas como nosotros. A la llegada nos reciben en la bodega María Nieto (enóloga) y José Luis Asenjo (Director Técnico), guiados por ellos nos acercamos a "La Cañada del Navajo", una parcela de viñas plantadas en 2008 con miras a crear un gran vino, personal y único.



Antes de hablar de "La Cañada del Navajo" es necesario hablar del resto de viñedos que encontramos en la finca. Se comenzaron a plantar viñas en el año 2001. Iniciaron el trabajo con cepas de Merlot y Tempranillo en la parcela "El Viñazo" y posteriormente, en el año 2003 en "La Mata de la Culebra" se introdujo Syrah y Cabernet sauvignon. Con estos dos viñedos comenzaron a producir en 2005 el vino "Dehesa de Luna", un ensamblaje de las variedades de estas dos parcelas. Más adelante también se elabora "Dehesa de Luna Tempranillo". Los vinos están acogidos a la I.G.P. Vinos de la Tierra de Castilla. Hasta aquí todo bien, pero los propietarios no se conforman con el buen nivel de la gama de vinos que elaboran y siguen en el empeño de conseguir un gran vino, "Gran Luna". "La Cañada del Navajo" se ha creado para eso, para que en un futuro se pueda elaborar un vino grande y con una marcada personalidad.

Nos encontramos a pie de campo en "La Cañada del Navajo" viñas jóvenes en terrenos sin labrar, plantadas en 2008 y que en esta época del año están en plena brotación, casualmente se estaban realizando tareas de poda en verde en el momento de nuestra visita. José Luis y María nos explican que el deseo de la bodega es crear con esta parcela un gran vino, complejo y con personalidad, y para eso se necesita un gran viñedo. No han escatimado en estudios del terreno y en el diseño del viñedo para llevar a cabo su objetivo. Para todo esto han contado con la colaboración del José Ramón Lissarague (eminencia tanto en docencia como en investigación, es Profesor Titular de Viticultura en la Escuela Técnica Superior de Ingenieros Agrónomos de la Universidad Politécnica de Madrid). Como nos explican, eligieron "La Cañada del Navajo" por sus cualidades y características especiales y se plantaron viñas de Tempranillo, Cabernet sauvignon, Petit verdot, Graciano y Syrah sin olvidarse de diferentes clones de estas castas para ver en el futuro cómo evolucionaban.





A nosotros, simples aficionados, nos llamó bastante la atención cómo se ha aplicado la ciencia en este viñedo y, sobre todo, los diferentes sistemas de conducción; eje vertical, espaldera, sprawl, semi-sprawl...12,2 Has. de búsqueda incesante, de esfuerzo, minuciosidad y dedicación absoluta. Una autentica lección magistral de viticultura.

Regresamos a la bodega y una vez allí comenzamos a ver las instalaciones. De reciente creación, la cosecha de 2012 es la primera elaboración que se lleva a cabo en esta ubicación. Exteriormente es un edificio moderno, de tamaño contenido, sin estridencias y sin lujos pero muy funcional. La distribución interior también es sencilla, encontramos la zona de recepción de la uva a cota 1 para que entre por gravedad, el resto de la edificación a cota 0. Continuamos con la sala de fermentación que cuenta con tres tinos de roble de 3.000 litros, sobre una docena de depósitos de inox con doble camisa de frío y calor y la prensa vertical. La sala de barricas se encuentra a continuación y cuenta con control de temperatura y humedad. En el lado opuesto están dispuestos los botelleros, el almacén y una sala de etiquetado.


En la sala de barricas tuvimos la oportunidad única de probar el fruto que ya está dando "La Cañada del Navajo", con viñas de sólo cuatro años se están empezando a conseguir resultados óptimos y la bodega está  trabajando con las variedades, las tonelerías y los ensamblajes sin prisa pero sin pausa para conseguir ese vino único y personal que sólo verá la luz cuando se llegue al nivel de elaboración que la bodega desea.

Pudimos catar y comentar con María, Diego (bodeguero) y José Luis diferentes variedades de la añada 2012 que llevan en barrica desde enero. Fue una grata experiencia porque pudimos comprobar cómo cambia el mismo vino reposando en una barrica u otra y las diferencias entre las distintas castas de la parcela.  Todos los vinos probados eran de "la Cañada del Navajo". Catamos un par de vinos de cada variedad, cada uno de una tonelería diferente. Si no recuerdo mal las variedades fueron Syrah, Petit Verdot, Cabernet sauvignon y Tempranillo. En líneas generales, aún habiendo evidentes diferencias, nos encontramos  vinos que marcan bastante la variedad, frutales y que no aparentan proceder de viñas tan jóvenes. Las barricas son respetuosas con el vino, manteniendo bastante la fruta y aportando suaves tostados y especiados.








Para finalizar, esta vez en el laboratorio, catamos de la añada 2011 dos ensamblajes de "La Cañada del Navajo" con dos estilos totalmente diferentes fruto de las diferentes pruebas que se realizan en la bodega. Resultó impresionante comprobar que viñas plantadas el año 2008 estén dando estos resultados tan óptimos.
Nos encontramos una primera muestra con una nariz madura, especiada,  frutal y  balsámica. En boca muy agradable y fácil de beber, con un tanino marcado pero redondo. Intenso por retronasal, pimiento asado y recuerdos de crianza.
Por otro lado, la segunda muestra parece más especiada y menos balsámica en nariz pero aparece más seriedad con toques ahumados y minerales. En boca muestra una buenísima frescura que limpia la boca y un tanino más vivo que el primer vino. Con buena armonía general se muestra vertical, profundo y vigoroso.
En definitiva, dos estilos diferentes, uno más sencillo de beber y maduro y otro más profundo, fresco y potente.
En último lugar catamos un tercer vino 100% Cabernet sauvignon que nos hace descubrir que los balsámicos, pimientos y madurez de los dos vinos anteriores provienen de esta variedad, quizá en el primero en mayor porcentaje. Nos aparece un vino más hecho que los anteriores, con fruta roja madura, pimiento asado, carbón vegetal, café con leche, sabroso y pulido. Buen  final.

Por lo que pudimos ver en el campo y probar más tarde en bodega de las distintas variedades, tonelerías y ensamblajes, podemos decir que los vinos de "La Cañada del Navajo" están rozando con la punta de sus dedos la perfección, si bien el gran nivel de exigencia que los responsables de la bodega se han marcado hará que, tras la espera, obtengamos grandes satisfacciones. Como bien comentó Santi, "La Bodega Iceberg, bonito lo que se ve, impresionante lo que no se ve...pero se verá".

16 de mayo de 2013.

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