Alcanzar el éxito en EEUU

La semana pasada pudimos asistir en Albacete a una charla bastante interesante sobre las posibilidades de venta de vino en Estados Unidos, MERCADOS, ESTRATEGIAS Y CAPITAL. Organizada por Rafael Jávega, director de Exitalia, una empresa albaceteña dedicada a la gestión y marketing de bodegas a nivel internacional, contó con la participación de varios profesionales de la industria del vino americano. Por un lado, Nora Favelukes, con una vida dedicada a la importación y exportación de vinos y con el gran mérito de haber sido una de las personas que introdujo el vino argentino en EEUU. En la actualidad es presidenta de QW Wine Experts. Por otro lado, Charlie Arturaola, sumiller, educador de vino, escritor, consultor de bodegas...incluso ha realizado una película autobiográfica que pronto estará en nuestras pantallas, El camino del vino.
La Charla fue una introducción al mercado del vino americano y la tramitación de la OCM, en tres horas sería imposible abarcar mucho más, pero escuchamos datos interesantes que pueden darnos una visión global del bebedor de vino de EEUU.
Particularmente vi interesante varios aspectos que me gustaría comentar:
La tendencia en el consumo de vino por edades. Los Milleniers (grupo de edad que abarca desde los 21 años hasta los 34) son el grupo que más vino consume. Además, no les duele rascarse el bolsillo, pueden adquirir perfectamente vinos de más 20$. Aquí, mientras tanto, ese grupo de edad se inclina más por el calimocho y el botellón. Seguidos de este grupo, el siguiente sería la X-Generation, Generación X (34-42 años), y tras estos, los Baby Boommers, el baby boom americano de los sesenta (42-52 años). Resumiendo, al revés que en España, allí cuanto más joven, más y mejor vino beben.

El estilo de vino que más se demanda. Se interesan mucho por el vino tinto con mucha fruta, carnoso, denso, joven o con crianza corta y huyen de los estilos más clásicos con crianzas largas y de las añadas históricas. 
La importancia de los vinos monovarietales. Es muy común pedir los vinos por variedades al llegar a un restaurante o adquirirlo en una tienda, dándole a veces más importancia a la variedad que a la bodega.
Interés por probar cosas nuevas. El consumidor norteamericano busca y se interesa por aprender y probar novedades, variedades de uva diferentes y poco conocidas. Vamos por buen camino protegiendo las variedades autóctonas españolas.
La poca fidelidad a las marcas. Ese interes por conocer y probar cosas nuevas les lleva a consumir marcas diferentes y no quedarse con un reducido número de vinos "favoritos", además, los rangos de precios son muy importantes y no perdonan una subida de precio. Por aquí también vamos por el buen camino, hay facilidad para vender marcas nuevas.
Un vino debe contar una historia. Lo que el vino relata en su etiqueta (por cierto, hay que modernizar nuestras etiquetas) es de gran importancia para el consumidor norteamericano. Más que ser un vino histórico debe contar unsa historia que emocione y llame la atención.
El grado de elitismo y posicionamiento social con el que se relaciona el vino. El vino es, actualmente, un elemento que te relaciona con una clase social y un nivel económico y cultural. Podemos decir que son "snobistas", se lleva beber vino.
La fuerza de internet frente a los grandes gurús del vino. Según Charlie, "20 blogueros influyen más que cualquier afamado crítico". Como está sucediendo aquí, la gente confía más en la diversidad de opiniones de los aficionados que en los grandes y afamados críticos con sus puntuaciones, aunque bien es cierto que cualquier vino Parker con más de 90 puntos va a venderse sin problemas.

Datos, a mi modo de ver, que invitan a la reflexión.

12 de julio de 2011.

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